Muchas veces la respuesta para la transformación es ir hacia atrás en el tiempo hasta encontrar las semillas de la grandeza.
Hace aproximadamente seis meses, asistí a la primera parte del Certificado en Indagación Apreciativa liderado por David Cooperrider.
La Indagación Apreciativa es un sistema de descubrimiento que busca la transformación a través de la búsqueda de lo mejor en la gente, sus organizaciones y el mundo que nos rodea. Se enfoca en el descubrimiento de las fortalezas y potencialidades inherentes a los sistemas y busca cuales son los elementos que están presentes cuando dichos sistemas están más vivos, más creativos y más fuertes en términos humanos. La indagación apreciativa se basa en la generación de preguntas que ayuden a fortalecer, resaltar y avivar el potencial interno (https://appreciativeinquiry.case.edu/intro/whatisai.cfm).
Es un proceso muy poderoso y eficaz que hoy en día se está implementando en grandes empresas e instituciones, en gobiernos y sociedades a nivel mundial.
En dicha certificación, Cooperrider comenzó su presentación con la palabra HOPE, esperanza.
¿Por qué?
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y muchas organizaciones a nivel mundial, nuestra generación está viviendo avances nunca antes vistos. Se habla de que esta es la primera generación en la historia de la humanidad que está muy cerca de la erradicación de la pobreza extrema; estamos en la víspera de cambios importantes en el descubrimiento y utilización de energía renovable, presenciamos nuevas economías que están floreciendo sin precedente, nos acercamos a un 80% de alfabetización a nivel mundial (OCDE Better Life Initiative, 2014), está creciendo una ola de empresas que en sus premisas principales incluyen el tema de la paz, de la ecología, el bienestar organizacional y mundial, lo que Cooperrider llama “Business as agents of world benefit”.
El último día, me acerqué con Cooperrider y le pregunté qué tanto cree que el cambio es posible, más específicamente le pregunté, ¿existe esperanza, para México? Le compartí mi preocupación por mi país y le dije que si los niveles tan terribles de corrupción que estamos viviendo, la agresión que se respira, el terror y el narcotráfico son elementos que se pueden cambiar. El me compartió un caso donde estuvo trabajando en Rumania justamente después de la dictadura de Nicolae Ceausescu (Secretario general del partido comunista, presidente de Rumania desde 1967 hasta su ejecución en 1989). La población rumana había quedado muy lastimada tras la dictadura de Ceausescu, especialmente la segunda década de su gobierno el cual se tornó cada vez más represiva. El me comentó que “muchas veces la respuesta para la transformación es ir hacia atrás en el tiempo hasta encontrar las semillas de grandeza que existían en la cultura”, en este caso, previas a que Ceausescu subiera al poder.
Esto es, la capacidad de encontrar las fortalezas culturales y características esenciales de un pueblo. Ir hacia atrás en el tiempo para encontrar lo mejor de la cultura misma, lo mejor de uno mismo. En el caso de Rumania significó recordar su naturaleza y hermandad antes de la dictadura, recordar la hermandad existente en la población antes de ese periodo que los marcó tan profundamente. En ese caso era necesario reconstruir sistemas de confianza y prosperidad tras años de abusos, de alienación y de traición.
Hoy que celebramos la independencia de México, inmersos en una realidad que cada día nos sorprende y preocupa, pensemos en las fortalezas de nuestro país, de nuestra gente.
Si contactamos nuestras fortalezas sabemos que tenemos la capacidad de regresar a nuestro origen, a nuestra fuerza, a nuestro centro y desde ahí podemos crear nuevas y mejores realidades para nosotros y para las generaciones venideras.
Comparte con nosotros un recuerdo o vivencia que destaque lo mejor de nuestro pueblo, de nuestras raíces y de nuestra gente.
¿Cuál es la semilla de grandeza que recuerdas de nuestro querido Mexico y de nuestra gente?