//Por Nicole Fuentes//
Imagina que tienes que completar una misión muy importante en la vida o superar un reto grande. Para ayudarte, el genio de la lámpara maravillosa te ofrece uno de dos súper poderes: Talento o GRIT.
El talento es una capacidad intelectual sobresaliente, una habilidad que te permite aprender cosas con facilidad o una destreza fuera de serie para desempeñar cierta actividad.
GRIT es una combinación de perseverancia con pasión, un tipo de comportamiento obediente y disciplinado necesario para el cumplimento de metas de largo plazo, un esfuerzo sostenido.
¿Cuál escoges?
El talento sin lugar a dudas es muy atractivo.
Cuando vemos a un virtuoso del piano, a un deportista de alto rendimiento, a un acróbata parado de manos sobre delgadísimos cilíndros a 5 metros del piso o cuando alguien hace algo que parece imposible de explicarse, tendemos a pensar que viene de otro mundo, que es un ser especial.
Decía el filósofo Nietzsche que cuando las personas nos enfrentamos a lo perfecto preferimos atribuirle cualidades mágicas. Escogemos el misterio y lo divino sobre lo mundano. No cuestionamos qué hay detrás de eso que nos roba el aliento. No nos preguntamos, por ejemplo, cómo una bailarina logra sostenerse en la punta de un dedo al mismo tiempo que gira a toda velocidad o qué hay detrás de la interpretación majestuosa de un saxofonista.
Cuando nos enfocamos en el talento perdemos de vista otros factores importantes, entre ellos, el GRIT o esfuerzo sostenido. Olvidamos que las horas de práctica, el entrenamiento deliberado y la experiencia llevan a la excelencia.
¿Conoces a Stephen Curry, jugador del equipo de basquetbol Golden State? Es uno de los tiradores de tres puntos más destacados en la historia del deporte. Mete canastas desde ángulos imposibles, en situaciones comprometidas y, además, lo hace parecer fácil, como si todos pudiéramos hacerlo.
Tiene un enorme talento, pero no es lo único.
Detrás de la magia que despliega en la cancha Stephen Curry hay toda una rutina de entrenamiento. Este jugador lanza alrededor de 2,000 tiros por semana: mínimo 250 tiros al día y 100 antes de cada juego.
Dice Angela Duckworth -investigadora líder en el tema- que el talento es importante, pero el esfuerzo sostenido o GRIT cuenta doble.
Según esta autora, el talento determina qué tan rápido mejoran nuestras habilidades cuando invertimos esfuerzo. En este sentido, alguien con mucho talento para dibujar avanzará más con la práctica que alguien con menos talento. Por otro lado, el esfuerzo construye habilidades y, al mismo tiempo, las hace productivas. Logramos cosas cuando desarrollamos nuestros talentos con esfuerzo.
Sin esfuerzo, nuestras habilidades, dones o talentos son únicamente potencial no utilizado; no son más que lo que pudimos hacer, pero no hicimos.
El esfuerzo sostenido en el tiempo –la consistencia- hace la diferencia.
¿Cuántas veces iniciamos algo para luego abandonarlo? Compramos un tapete de yoga, lo usamos una semana y luego es una cosa más que acumula polvo en el closet. ¿Cuántos instrumentos musicales, bicicletas estacionarias y pinceles están abandonados en algún lugar de nuestras casas?, ¿Cuántas veces has sentido tristeza al ver que una persona decide no explotar sus talentos?
Podemos pensar en varias combinaciones interesantes…
La primera es talento sin esfuerzo… un desperdicio. La segunda es esfuerzo sin talento… el trabajo te pone en juego, te permite mejorar y avanzar. La tercera es talento más trabajo… aquí es donde sucede la magia.
Con modestas habilidades cada uno de nosotros tenemos una oportunidad. No necesitamos tener genes especiales ni ser genios para lograr cosas o destacar en ciertas áreas. Podemos, incluso, vencer a los más talentosos si es que nosotros hacemos el trabajo y ellos no.
¿Qué erigirías entonces, talento o GRIT?
No sé tú, pero si yo tuviera que completar una misión muy importante en la vida me quedaría con GRIT. Aunque pensándolo bien… los genios usualmente ofrecen tres deseos, entonces… escogería talento, GRIT y todavía me quedaría un deseo más.