[vc_row][vc_column][vc_column_text]En el trabajo eres importante… pero en tu hogar indispensable

¿Cuándo fue la última vez que saliste de tu trabajo a la “hora oficial de salida” sin sentirte culpable?

Ricardo se graduó hace un par de años y vive en Estados Unidos.

Tiene un trabajo en el área de computación en una compañía internacional que lo lleva a viajar con frecuencia por diversos países. Cuando le pregunté por su trabajo, me respondió:

“Tranquilo, pero muy bien”.

¿Por qué tranquilo?, le pregunté.

Me dio una respuesta muy interesante:

“Porque allá se entra puntualmente, pero se debe salir también a la hora precisa. Si te quedas a trabajar más tiempo, tu jefe empieza a dudar de tu capacidad para hacer tus labores. El trabajo que se asigna es para realizarse dentro de las horas que debes permanecer en la oficina y a la empresa le interesa que quienes trabajan ahí tengan una vida personal”.

Esa vida personal empieza a las 6:00 de la tarde.

Tengo que aceptar que estos horarios me parecieron de lo más extraño… ¿de verdad hay lugares donde la cultura laboral desaconseja el trabajar después de la hora de salida?

A mi juicio, la única posibilidad de encontrar el equilibrio necesario para que una persona sea sana en lo psicológico, emocional e intelectual es que le dedique tanto tiempo a sus relaciones personales como a sus relaciones laborales. Las exigencias laborales hoy en día se han vuelto muy demandantes. Algunas empresas han obligado a sus empleados a posponer su vida personal para un futuro que nunca llega; y lo que es peor, a renunciar a ella para sustituirla con la vida laboral, lo cual me parece inmoral y contraproducente.

Además del establecimiento de jornadas laborales demasiado largas, existen en nuestra cultura laboral actual varios factores que demeritan la calidad de vida de los empleados, lo cual a su vez redunda en disminución de productividad, aumento de ausentismo y descontento general.

Algunas de las cuestiones que deberían encender la alarma en cualquier institución o empresa, porque son síntomas de que algo anda mal con su establecimiento de horarios de trabajo y de poco respeto a la vida personal de los empleados, son:

a) Exceso de juntas (juntitis), particularmente de aquellas en las cuales se discute mucho pero no se llega a nada concreto; y que se alargan sin razón aparente. Algunos expertos en eficiencia laboral incluso sugieren tener juntas de pie, sin galletas ni café, para abordar únicamente los temas necesarios.

b) Planes y proyectos muy bien elaborados que rara vez toman forma por falta de seguimiento gerencial.

c) Premiar a quien permanece trabajando dos o tres horas después de la hora de salida.

d) Obligar a los ejecutivos o directivos a estar siempre disponibles a cualquier hora de cualquier día, para lo cual se les obliga a cargar con un rastreador a donde vayan: celular, radio, etc.

e) Enviar o recibir mensajes electrónicos oficiales escritos a altas horas de la noche o en la madrugada y/o durante fines de semana y/o desde sitios vacacionales o de descanso.

f) El ascenso notorio en la incidencia de conflictos de pareja y/o divorcios.

i) Que los trabajadores descubran que ir al cine, teatro, ópera, conciertos, museos o centros de diversión se han vuelto actividades excepcionales en su vida

j) Que el trabajo se convierta en algo agobiante y genere más estrés que satisfacción en quien lo realiza.

La cultura laboral que se maneja en países con una visión más orientada al bienestar integral que a la mera productividad del individuo, considera que las únicas razones por las que una persona permanecería más tiempo que su jornada laboral de forma reiterativa, son:

  1. Porque no le alcanza el tiempo (por incapacidad por parte del trabajador).
  1. Porque se le ha asignado más trabajo del que debe tener ese puesto (síntoma de ineficiencia de la empresa o de quien asigna el trabajo).
  1. Porque hizo cosas ajenas al trabajo durante el tiempo de éste (deshonestidad del trabajador) y, por lo tanto, debe reponer tiempo perdido.
  1. Efecto Dominó (cualquiera de las tres opciones antes mencionadas sucede con alguien y afecta el trabajo de otros que, como consecuencia, también se tendrán que quedar a completar su responsabilidad).

De acuerdo a un estudio de John Pencavel (2015) en la Universidad de Stanford, la productividad de un trabajador tiende a encontrarse en su pico cuando trabaja un promedio de 40 horas a la semana, pero declina de forma contundente a partir de las 50 horas; de hecho de acuerdo a su estudio las personas que trabajan un promedio de 70 horas a la semana (unas 14 horas al día) no producen ningún resultado adicional que aquellos que trabajan 15 horas menos.

El trabajo es, sin duda, uno de los elementos contribuyentes al bienestar, el crecimiento y la salud física y mental de los seres humanos, pero no debe ser el único.

¿Cuándo fue la última vez que saliste de tu trabajo a la “hora oficial de salida” sin sentirte culpable?

Generando ambientes laborales de bienestar

Cada vez crece más la evidencia científica que correlaciona positivamente a la productividad de una empresa u organización con el bienestar de las personas que la conforman.

Aunque hay varias características o recursos en la organización que tienden a ejercer una influencia positiva en las personas y por tanto de la empresa, enumero aquí algunas de ellas, que nos pueden dar una idea acerca de los principales conceptos relevantes:

  1. Establecer claramente las tareas, el rol a desempeñar y las responsabilidades
  2. Promover la autonomía y autogestión de la persona
  3. Ofrecer variadas y amplias oportunidades para el contacto social dentro del trabajo
  4. Asignar variedad de tareas para evitar la monotonía y la automatización
  5. Proveer retroalimentación objetiva sobre el trabajo, resaltando tanto las fortalezas y logros como las áreas de oportunidad
  6. Ofrecer y mantener un salario justo, equiparable a otros puestos con responsabilidades similares.
  7. Establecer medidas y políticas que redunden en la seguridad física y en la integridad personal
  8. Reiterar la importancia que se le da al trabajador como persona y al trabajo que éste realiza
  9. Ofrecer posibilidades de crecimiento personal y profesional a través de cursos de actualización que puedan ser elegidos por la persona misma.

(Warr, 2006)

Además de lo anterior, me parece importante reiterar que no sólo la empresa u organización es la responsable de promover el bienestar de los empleados; la persona misma es la principal responsable de establecer los límites que redunden en su salud física y mental.

Mi sugerencia: mantén un balance sano entre tu vida personal y laboral. Ponte límites de tiempo y espacio que respetes y exijas que sean respetados. Quizá seas una pieza muy importante en el equipo laboral, pero en tu hogar siempre serás indispensable e irremplazable.

 

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