Aprovecha estos días de descanso para convivir plenamente contigo mismo y con tu familia.
Todos sabemos que las vacaciones, además de ser un momento de diversión y tranquilidad, pueden ser de mucho estrés; tanto por factores relacionados con las vacaciones (gastos, transportes, planeación, etc.) como por la dificultad de olvidarnos de los pendientes y las preocupaciones que tenemos en la oficina y en la casa.
El gran reto es desconectarse, para ello te sugerimos que elijas dos periodos de tiempo para revisar tus correos electrónicos y redes sociales durante el día, en lugar de checarlos a cada rato. El celular tiende a alejarnos de nuestro presente inmediato y nos impide conectarnos con las personas que tenemos cerca. No se trata de ignorar los mensajes, pero si designas lapsos especiales para hacerlo, puedes aprovechar con libertad el tiempo restante para disfrutar tu presente.
Aquí te damos 3 herramientas de mindfulness (atención plena) para disfrutar al máximo de ti mismo y de tu familia en el periodo vacacional:
1.- Disfruta de los pequeños detalles: Planea conscientemente algunos momentos especiales que te dan ganas de vivir durante tus vacaciones y asegúrate de disfrutar de los pequeños detalles al hacerlo. Recuerda, la planeación es maravillosa pues nos acerca al cumplimiento de nuestros sueños, pero la perfección no existe. Si algo no sale exacto como quieres, deja ir la demanda de la perfección y concéntrate en los elementos positivos que te rodean. A veces los detalles más simples pueden ser una fuente importante de bienestar.
2- Disfruta de la naturaleza: Recuerda que la naturaleza es un gran aliado que contribuye a sentirnos conectados y alegres. Así que, durante tu día, mira a tu alrededor y elije algo que llame tu atención y trata de guardarlo en tu memoria como si fuera una fotografía. Disfruta del aire, la temperatura, la vista, el olor de los árboles, el sonido de un pájaro, cualquier elemento que te conecte con aquello que es más grande que uno mismo.
3.- Gratitud: Agradece cada noche algo de lo vivido durante el día. La gratitud abre la puerta al aprecio y concentra tu atención en lo bueno de la experiencia.
Si en algún momento notas que tu mente divaga en pensamientos angustiantes o se presentan situaciones que te ponen nervioso; cierra los ojos y respira un minuto o dos profundamente; inhala durante 5 segundos por la nariz, intentando que el aire llegue hasta inflar tu diafragma (por debajo de los pulmones), y luego exhalar por la boca por otros 5 segundos. Presta toda la atención a tu cuerpo (pecho, pulmones, etc.) y podrás empezar a notar mejor concentración y reducción del estrés.
Todas estas herramientas las puedes realizar solo o con tu familia, pueden compartir momentos juntos mientras se relajan y aprecian lo vivido.
¡Felices Vacaciones!
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