Durante más de un siglo, la psicología tradicional se dedicó a explorar los mecanismos internos que originan los problemas que afectan nuestro bienestar y nuestras relaciones con el entorno. Este enfoque, aunque esencial, se centraba principalmente en lo que no funcionaba: el dolor, las disfunciones y las patologías.

Todo cambió en 1998, cuando Martin Seligman y Mihaly Csikszentmihalyi propusieron un giro radical. ¿Por qué no estudiar también lo que sí funciona? Así nació la Psicología Positiva, un campo dedicado a entender los elementos que hacen que la vida valga la pena. En lugar de enfocarse únicamente en aliviar el sufrimiento, este enfoque busca descubrir y potenciar aquello que nos hace sentir plenos, realizados y conectados con un propósito mayor.

Es importante tomarse el tiempo para reflexionar acerca de cuáles son esos elementos para cada uno de nosotros. Cada año comenzamos con sentimientos de entusiasmo, optimismo y fe por aquello que deseamos lograr, por otro lado, también experimentamos culpa y lamentos por aquellos objetivos que no logramos alcanzar. 

Muchas veces, los objetivos que decimos querer alcanzar y que nunca concretamos tienen una explicación más profunda: ese objetivo no está realmente alineado con nuestros valores principales. En el fondo, no lo deseamos lo suficiente como para priorizarlo y dedicarle el esfuerzo necesario.

Al final, ¿cómo es el asunto?

Hay una caricatura de Mafalda que dice: “Al final, ¿cómo es el asunto? ¿Uno va llevando su vida adelante, o la vida se lo lleva por delante a uno?» En realidad son ambas. La vida presenta situaciones que varían de extremo a extremo: placenteras, emocionantes, adversas o retadoras, y nosotros reaccionamos ante ellas de distintas maneras. Asimismo, en numerosas ocasiones deseamos llegar a algún lugar, sin saber a dónde vamos. Andamos por la vida queriendo alcanzar una meta, pero no nos detenemos a pensar cuál es esa meta, por lo que estamos a merced de lo que la vida nos depara.

La única forma de poder tomar el destino en nuestras manos es deteniéndonos a pensar acerca de nuestras prioridades, de lo que es verdaderamente importante para nosotros y tomando en cuenta la realidad, de manera que aprovechemos los recursos que tenemos al alcance para precisamente hacer “lo mejor que podemos con lo que tenemos”.

Viktor Frankl dijo: “No somos dueños de nuestras circunstancias, pero sí de cómo vivirlas”, aquí converge la idea de Mafalda. El contexto, las experiencias, nuestra familia y nuestras relaciones nos guían por algunos caminos, pero somos nosotros quienes elegimos en gran medida en qué contexto movernos, qué experiencias queremos vivir, qué relaciones queremos fomentar. Para ser el compositor de tu propia sinfonía, tienes que sentarte a elegir la melodía, las emociones, el mensaje, las notas y hasta los silencios.

Tal Ben-Shahar, doctor en Psicología Positiva y profesor de la clase más popular de Harvard, propone un ejercicio sencillo pero profundamente transformador: conectar con lo que verdaderamente importa en tu vida.

El ejercicio es así:

  1. Escribe una lista con todo lo que quieres lograr, todo lo que te gusta y todo lo que anhelas. Sé honesto contigo mismo y deja que fluya todo lo que venga a tu mente.
  2. Luego, toma esa lista y escribe una nueva, pero esta vez seleccionando solo aquello que realmente te gusta y que de verdad deseas alcanzar.
  3. Por último, crea una tercera lista basada en la segunda. En esta, incluye únicamente aquello que de verdad, de verdad te importa, esas cosas por las que estarías dispuesto a trabajar arduamente para hacerlas realidad.
  4. Al final, elige tres aspectos de esa última lista. Estas serán tus verdaderas prioridades, las que te guiarán y motivarán a tomar acción, porque no solo resuenan contigo, sino que también tienen el poder de darle dirección y propósito a tu vida.

Un ejercicio tan simple puede ayudarte a descubrir lo que de verdad merece tu energía y esfuerzo. ¿Qué pasaría si lo intentas hoy?

Recuerda, tú eres el arquitecto de tu propia vida, pero si no sabes qué quieres construir, ni los mejores materiales, ni los mejores albañiles, ni los mejores ingenieros, ni el mejor terreno, serán suficientes para hacer de tu sueño una realidad.

Aprovecha tus talentos, une tu pasión, tus fortalezas y encuentra un sentido en lo que haces. Esta es una de las recetas más importantes para alcanzar la felicidad.

Para continuar en el camino de potencializar tus fortalezas y canalizar tu energía hacia lo que es verdaderamente importante y crear un sentido profundo de vida, te invito a conocer todos nuestros programas. 

 

Arlen Solodkin,

Directora del Instituto de Bienestar Integral 

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