Normalmente, ¿de qué te sostienes?

Normalmente, ¿de qué te sostienes?

Cuando te encuentres entre el miedo y la esperanza, elige la esperanza.
Normalmente, ¿de qué te sostienes?

Hace algunos días, platicando con una amiga, hablamos de esos momentos en la vida en los que te sientes detenido por el miedo. El miedo es por un lado un indicador positivo que nos ayuda a estar alerta y a tener cuidado, pero por otro, se puede convertir en la barrera más grande para construir un nivel alto de satisfacción de vida.

Comúnmente, cuando tenemos ciertas expectativas que vemos disolverse, es fácil iniciar un viaje a la desilusión, al arrepentimiento y al dolor. Caemos en una trampa de ilusiones de la cual no es fácil salir, dado que nos aferramos a supuestos. Pensamos en lo que podría haber sido y no miramos ni lo que hay frente a nosotros ni las posibilidades de lo que podría llegar a ser.
Nos sostenemos de lo que hay, sin reconocer si aquello de lo que nos sostenemos realmente provee de solidez o no.

Al continuar la plática, hubo un momento donde comenzamos a analizar las posibilidades que ofrece la realidad tal como es, y pensamos en qué sucedería si nos desprendiéramos de los supuestos, y fue ahí donde nos dimos cuenta de que en ese mismo instante se abrió un mundo de ligereza y de esperanza. Parecería que al reconocer la realidad con todo y el dolor del presente al mismo tiempo que decidimos conectarnos con ese futuro posible y amplio, recuperamos el optimismo y nos sentimos libres. Fue un cambio radical en nuestro sentir. En realidad, lo que cambió de un momento de desesperanza a uno de optimismo, fue el soltar las expectativas de lo que hubiera sido y enfocarnos en lo que podría ser, con todo y los precios que habría que pagar por esa libertad.

Hablamos también acerca de la indecisión y de lo difícil que es soltar algo, por más malo que sea, pues como dice el dicho “más vale malo por conocido que bueno por conocer”. ¿Cómo tomas una decisión que implica soltar todo lo que piensas que eres y tienes a cambio de algo que no conoces? Pues resulta que el mantenerte en un lugar doloroso por mucho tiempo es más duro que atreverte a descubrir un mejor lugar. Y es aquí donde concluimos que quizá valdría la pena hacernos una promesa a nosotros mismos que es la de elegir la esperanza sobre el miedo.

Scott Barry Kaufman, en Beautiful Minds y Psychology Today, menciona que “La Psicología ha mostrado diferentes vehículos a través de los cuales podemos lograr lo que nos proponemos. Se ha hablado del Grit (la combinación entre pasión y perseverancia), autoeficacia, pasión, inspiración, etc. Todos ellos valiosos, pero uno de ellos especialmente importante ha sido devaluado y poco valorado: La Esperanza.” Es común toparnos con un malentendido vinculado con la esperanza, ilustrado por la clásica fotografía de un hombre pegándose contra la pared manteniendo una sonrisa en su rostro, una imagen que habla más una falta de contacto con la realidad que de la esperanza misma. En realidad, cada vez son más los estudios que sustentan la premisa de que la esperanza incluye mecanismos importantes que proveen a las personas de estrategias y voluntad para lograr sus metas. En la Teoría de la Esperanza (Hope Theory), Charles Snyder y sus colegas mencionan que la persona que tiene esperanza posee la voluntad y determinación necesarias para alcanzar sus metas. La esperanza, entonces incluye la voluntad para llegar y los diversos caminos para lograrlo.

La vida es difícil y tener metas no es suficiente. La esperanza le permite a la gente desarrollar una mentalidad y una estrategia que los orienta al éxito, incrementando así las posibilidades de alcanzar sus metas.

“La esperanza no es solamente una emoción que se siente bien, sino un sistema dinámico cognitivo de motivación. La emoción abre las puertas al aprendizaje, lo que lleva al crecimiento y al mejoramiento”.
Alinearte con la esperanza promueve el optimismo, la ilusión, eleva los niveles de energía del cuerpo, nos impulsa a ser más creativos y a reconocer y detectar más oportunidades. Alinearte con el miedo contrae, promueve la ansiedad y la depresión, disminuye el repertorio de opciones disponibles para actuar. Quizá al final del día la decisión no es quedarme en este trabajo por miedo a cambiar sino porque me llena de esperanza el trabajo que quiero realizar, ir a terapia a resolver un asunto con mi pareja no por el miedo de ser infeliz o del abandono sino por la ilusión de vivir mejor, pedir una retroalimentación no por miedo e inseguridad sino por ganas de mejorar. Si la esperanza nos da una nueva manera de alcanzar lo que buscamos y nos lleva al aprendizaje y mejoramiento, quizá nuestras decisiones tenderán a ser mucho mejores y tendremos la fuerza necesaria para alcanzarlas.

A lo largo de los últimos días cuando siento miedo ante lo que me depara la vida y cuando estoy indecisa me he preguntado qué opción me da más ilusión, qué alternativa me da más esperanza e inmediatamente me siento lista para elegir el siguiente mejor paso, el mejor paso para ese momento. No quiere decir que siempre me salgan las cosas como deseo, ni que nunca más sienta arrepentimiento o dolor, pero en mi caso se trata de elegir un norte nuevo, una brújula que me permita cambiar el miedo por la esperanza y ver qué pasa. No busco el gran secreto para una vida feliz, pero estoy dispuesta a probar una estrategia nueva que me permita disfrutar más de la vida y vivir mejor.

No sé tú, pero yo decidí guiarme por lo que me brinda esperanza y me siento mucho mejor.

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